martes, 12 de abril de 2011

Mi justicia

Ya no estoy vacío. Tengo poca cosa por la que vivir, pero suficiente. Me conformo y lo acepto como uno de los mejores regalos de mi vida. Pero aún hay deseos oscuros que no he logrado que desaparezcan. Odio, venganza, justicia, dolor, piedad, compasión y traición. Todas estas palabras tienen su significado y van juntas de la mano. Aunque no signifiquen lo mismo; e igualmente, son los sentimientos que aún refleja mi ser sin reflejarlo a la cara de los demás. Me dijo alguien que ninguna persona nace siendo malvada. Y dado que todo la persona y el carácter cambia a lo largo de la vida... en el fondo... seguimos siendo los de siempre. Unos se vuelven idiotas, otros temerarios, otros tímidos, otros inseguros y otros impulsivos. Podría seguir con una lista de muchas descripciones tan diferentes..., que en el fondo de cada uno sigue siendo lo mismo. Todo eso en un solo ser y eso es lo que nos vuelve tan peligrosos. ¡Tanto para nosotros como para los otros! El peligro que corre mi gente conmigo es que no pueden confiar del todo en mí. No soy el mejor, por mucho que digan, soy demasiado imperfecto, aunque mi gente me vea como uno de los mejores amigos, y creo, sinceramente, que soy el mejor de los peores como mucho. Nada más ni nada menos. El fuego de mi alma no está apagado, se mantiene como la esperanza. No es débil, pero tampoco extremadamente fuerte. Este fuego arde con la fuerza suficiente como para que unas venas lleven la suficiente sangre a un corazón que palpite. Muchos pensamos que tarde o temprano el corazón morirá, aunque no por la edad. Dolor nace de dolor y, ¿dónde nace la felicidad y qué produce? Cosas buenas, malas, neutrales... Tanto que lo hace imprevisible. Un estado que puede llevar a la falsedad, a la divinidad personal o a la tristeza. Mi corazón... ya no está muerto... No ha renacido y nunca murió, por mucho que me lo pareciese, seguía vivo, adormilado, herido... pero vivo... Esta es la justicia para mí. Algo que nunca me han arrebatado. Algo que he conservado sin proponermelo en serio. Cosas que nunca tuve que ahora tengo.

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