domingo, 12 de septiembre de 2010

Mi sangre vertida

Pocas veces me he alegrado de vivir. Porque todo lo bueno que he tenido... me fue arrebatado.

¡Ya no queda nada! Una vida vacía, con risas falsas, mentiras y dolor.
Escribo esta carta para aquellos que quieran saber de mi destino.
Un destino elegido por mí mismo y aquí con un cuchillo en la mano, una herramienta básica, que me permitirá la paz eterna a cambio de mi sangre y mí dolor.

Aquí empiezo: suavemente rasgo la carne de mi antebrazo, con el cuchillo. Produciéndome cortes pequeños, que con el paso de los minutos empiezan a sangrar y a escocer.
Sigo este procedimiento por el brazo y la mano, y luego... empiezo igual con el otro brazo, y en la mano de esta extremidad: me dibujo una cruz hecha de cortes limpios.

Dicen que el dolor purifica pero, esto solo acaba de empezar... y sé también que el suicidio está prohibido... Que no podré ir al Paraíso, pero no me importa... Ya nada me importa... Solamente deseo el olvido y el silencio.

Después de dejar mis brazos y manos mutilados, cojo el cuchillo que dejé caer hace un rato y empiezo con cortes en puntos donde mis brazos llegan de mi espalda.
Los cortes se vuelven más profundos y el dolor cada vez más intenso, la sangre aún no se ha secado y sigo sangrando a raudales.

Cuando ya no queda nada en mi espalda... me fijo en las piernas y en mi pecho, sigo con cortes profundos y largos, heridas no demasiado mortales, pero estoy tan cansado...

Consigo levantarme del suelo y caminar lento, pintando las paredes con la sangre de mis cortes, salgo de casa y subo por las escaleras del edificio, hasta llegar al patio donde los vecinos tienden su ropa. La cual también pinto con mi sangre...

Me subo a la baranda de piedra y avanzo un paso que me hace caer al vacío...
La caída es lo primero que siento y cuando llego al suelo un dolor que no dura ni un segundo... porque todos mis órganos están destrozados...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Winter


La cueva se ramificaba por las entrañas de la montaña y el acceso a ella, era un túnel demasiado grande como para haber sido algo natural: había sido ensanchado y justamente donde ya no había techo dejaba unas cuantas rocas a la vista, rotas, como si algo de una fuerza extraordinaria hubiera dado golpes a la mismísima roca de la montaña, haciendo una entrada como para que aquella cosa pudiera entrar.


Fuera de la oscura caverna nevaba, y una fría noche llegaba y acababa con el día, la luna iluminaba la zona de hierba delante de la entrada y unos ojos brillaban desde ella. Unos ojos azules que venían de un simple disfraz de un ser más grande. El paso lento del dueño de los ojos se hizo lento, o eso le pareció, porque con esa forma se sentía débil. Era un cuerpo tan pequeño comparado con el de su verdadera forma. Avanzó aún más lento cuando los copos de nieve caían sobre él y se derretían. El frío afectaba aquel cuerpo humano pero, sus ojos se posaron primero en la luna, luego en los árboles y después los cerró, dando paso a imágenes en su mente.


Unos recuerdos de un pasado glorioso para él, y ahora el presente e incluso el futuro eran algo vacío, carente de sentido. Así que dejó paso a su verdadero forma: haciendo desaparecer el cuerpo humano, un gran cuerpo de escamas plateadas apareció, el cuerpo de un dragón.

Desplegó las alas, alzó el cuello y miraba todo lo que había alrededor. Aquellos ojos seguían siendo azules, pero su mirada se volvió todo furia, haciendo acopio de su propio aliento de fuego, sopló su llamarada a su alrededor, quemándolo todo, derritiendo la nieve cercana y la que aún no había caído...


jueves, 9 de septiembre de 2010

Divagaciones

El sufrimiento que me provoca mi odio, mi ira junto a la rabia y el rencor en el mayor de los silencios en mi vida ya son algo de por sí, pero no he acabado con todo y nunca acabaré con todo. Nunca podré acabar con los sentimientos que hay en mi corazón y mi mente que me van matando y consumiendo. No parece ser así: pues hasta yo mismo siento aquella euforia en el momento, como si el dolor fuese mi víctima, como si yo fuese alguien que se rie de un exraño.

Parece mentira que pueda reirme de mí mismo. De ver como para los demás yo soy su tortura por aguantarme, algún castigo... Tal vez sea así, o tal vez no. No lo sé, pero a veces me divierte pensar que yo soy un instrumento de tortura.

Nunca conseguiré ese momento de paz que alguien busca en su vida, en un momento de la miserable vida y en un lugar y tiempo que aún están por venir.

Tampoco a la felicidad completa que ya de por sí es imposible, pues la felicidad la van haciendo los pequeños buenos momentos. Para mí... al final... esos recuerdos se vuelven amargos. Tal vez por mis pensamientos, tal vez por querer poner fin a la farsa que son algunas conversaciones y la misma vida. Mentira trás mentira he vivido y yo... casi ni mentía, hasta que aprendí que tal vez algo de todo sea una mentira. Una pregunta bien intencionada puede ser evitada por una simple respuesta que sea afirmativa, vagamente, y te quedas con las ganas de saber si era verdad aquella respuesta.

Sinceramente, muchas veces he llegado que mi camino debe ser la oscuridad, no porque haya decidido jugar un "rol" en la vida, ni de ir de chico misterioso que está lleno de dolor, no y jamás será así. Cuando nacemos siempre hay una luz que poco a poco se va apagando porque tiene que ser uno mismo quien busque su propia luz: ya sea en una persona, momentos...

La muerte es un camino que permite algunos o a todos el dejar de sufrir y aceptar el olvido y descanso eterno, pero yo no solo deseo dejar de sufrir, tampoco deseo el olvido eterno, deseo una vida como espíritu, como una imagen de mí que mi subconsciente elija para mostrarme a los demás en aquella otra vida, me gusta creer en una vida después de la muerte, sí. Tal vez sea una tontería para vosotros, para mí es algo que no quiero que nadie me quite, no quiero simplemente dejar de existir, si dejo de existir en cuerpo es porque así ya no tengo que sentir dolor por nada y porque así lo he querido, pero no deseo que me arrebaten esa creencia mía, de una existencia espiritual en otro sitio o en otro mundo.


Soy joven y seguramente un inexperto, y... tal vez no he sufrido como otros, porque sé que hay gente que lo puede pasar mucho peor que yo pero, para mí también es un grave problema lo que me pasa, lo que me sucede y lo que me sucederá. No me asusta el sufrir en todos estos años que viva, pero sí que me consuma lentamente hasta perder todo el gusto de querer vivir, ese deseo se va apagando más y más.


Solamente son divagaciones de alguien, unas divagaciones que tal vez os digan algo de mí, o que os parezca una tontería y... sinceramente: me la suda...

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Half demon

No sé el por qué de mis acciones. Nunca seré aceptado por la oscuridad de mi esencia. Tú fuíste la primera en ver la luz de mi espíritu, en ver la belleza de mi alma -como tú decías-.
Hago cosas por la luz y me alejo de la oscuridad, pero yo soy parte de esa negrura demoníaca.

Decías que todo cambiaría, que al final me dejarían estar entre ellos pero, solamente soy un instrumento; una marioneta que ellos utilizan para enfrentarse a estos señores de los demonios.
Evito toda compañía humana y en mis pensamientos siempre estás. Demasiado dentro de mí estás.

¿Cómo vivir así? Soy inmortal y no supe protegerte, me culpo a mí mismo por lo que te sucedió y ahora solamente disfruto de tu compañía siendo tú un espíritu. Algo enlazado a mí, te quedaste aquí por mí. No quiero que te enlaces a mí; yo quería que estuvieses allí arriba. En ese mundo donde tú decías que no había dolor.

Busco un perdón y tú me dices que no tienes nada que perdonar y aún así... ansío ser perdonado, por fallarte y tú intentas calmarme diciendo: Nunca te he culpado de nada, ¿viniste a por mí, no? Eso me basta.

Pero yo no puedo creerte, sigo estando así, lleno de una rabia y odio hacia mí mismo, como mis dibujos expresan el dolor a la soledad...