lunes, 27 de febrero de 2012

Amor propio de Diablos

He vivido mucho menos el cuarto de una vida humana, y aún así, los sentimientos y emociones, aumentan con los años. De cantidad e intensidad y no puedo dejar hacerles caso. Porque el sentido común te dice una cosa, el instinto humano dice otra y las creencias como los principios otras.

No puedo evitar estar harto, como no puedo evitar estar exhausto. Nada lo puede cambiar. Tal vez, deba hallar mi equilibrio, pero la carencia de sentido u lógica me da bastante lo que temer.

Distancia y tacto son contrarios. Un tamaño significativo en la vida de cada uno de la gente que he conocido delante de mí. Me consumo en cada día y solamente cuando duermo encuentro verdadera tranquilidad... en un mundo oscuro del que no conozco nada y dónde vagas imágenes se posan en mi memoria y en mis ojos dormidos. Me esperan, me atormentan. Lucho y caigo en el pozo de la negrura de lo que yo considero mi maldición, a la vez que mi punto débil; aunque sé que no tiene por qué serlo, pero así es. Pero espero que no lo sea toda la vida, ni lo que llegue después... sea Infierno, Paraíso o el Olvido.

Cada uno puede valorar lo mejor de alguien y otros tendrán otros puntos de vista. 

Mi punto de vista es que sobreviviré con mi dolor en toda mi vida y el odio me ayudará a seguir para así convertirme en el ser oscuro que debo y quiero ser.

viernes, 24 de febrero de 2012

El doble filo de la narración

La inmortalidad sirve de bien poco cuando eres un ser más sanguinario que la propia guerra a la que juegan los mortales. Yo estoy aquí y seguiré aquí... cientos de años después. Pero como ya he dicho, la inmortalidad sirve de poco.

-¿Por qué serviría de poco si tendrías todo el tiempo del mundo?

Porque estás completamente solo, Nicolás. Nadie que haya conocido a vivido varios miles de años y yo ya he vivido uno y estoy cansado. Aún así tengo una sola cosa por hacer. Una en la que llevo indagando durante siglos, por alguien que tal vez ya no exista, ya no me reconozca o se haya vuelto loca por la sed...

-¿De quién hablas, amigo?

Hablo de la caprichosa y egoísta de ojos verdes: Ana. Su sonrisa podría haber hecho que mi corazón hubiera intentado latir de nuevo.

Ella dictaba las reglas y yo las seguía... Nunca paró hasta que me tuvo por fin, y lo logró. Siempre me ganaba y aún así, decía que yo era mejor que ella... Jamás entendí eso, pero al final todo acabó cuando nos descubrieron...

-¿Os descubrieron?

Sí... Sabía borrar sus huellas muy bien, pero siempre hay alguien que delata, alguien cercano que traiciona. Mi hermano, al que quemé en su casa con mi propia familia.

Me arrebataron de mis brazos lo que más llegué a querer, y en cambio, a mi me querían dejar vivo en ésta vida, sin querer liberar mi alma de mi oscura maldición. Por suerte, descubrí que una bruja anciana, protegió a Ana, por el pago de que yo fuera su esclavo durante lo que ella viviera.

Aún sigue viva, y ella sigue encerrada, hambrienta, sola y sucia en un mundo oscuro... como se ha vuelto el mío sin ella.

-¿Por qué aquélla mujer hizo eso para ti?

Por poder. ¿Qué mortal ha logrado tener a un inmortal a su servicio como un vulgar esclavo? Errado fue mi nacimiento, erradas fueron mis decisiones y errado fue mi destino. Pero yo mismo lo elegí así y ahora no puedo cambiarlo.

El precio no era alto, ya que sin ella, pierdo el sentido del existir, del hoy y del ayer, como del mañana. Nada me importa, y mataré a mi ama. Porque ya conseguí la llave de la tumba.

-¿Tumba?

Sí.

-No me has dicho nada de ninguna tumba, amigo mío.

Lo sé. Te cuento la historia pero no me andaré por caminos que tu mente mortal entiende de sobra...

Sólo has de poder cambiar tu manera de ser, imaginar que no eres un ser humano, si no algo más oscuro y poderoso. No creo que tú o alguno de los tuyos pueda entenderme... porque después de todo yo no soy humano.

-Pero sientes cosas humanas, ¿verdad?

No, pero sí puede parecerse, pero cuando pasamos la transición, dejamos de ser lo que éramos. Para algunos es mejor así y para otro no. Y yo no estoy en ninguno de esos bandos, porque ya me da igual que es mejor para mí. Porque solamente ella llenó el vacío de mi corazón inerte y la que veía cómo mi sueño diurno se volvía pesadillas del pasado, cuando yo era como tú.

Me ayudó a dejarlos atrás y ahora... estoy peor de cuando era mortal.

Por eso, Nicolás. Tú me ayudarás a matar a mi ama humana.

-¡¿Cómo?!

Lo que has oído... Ya te dije una vez, cuando te conocí, que los mortales no están seguros con los inmortales. Ahora tú serás mi arma, mi oídos y mis ojos contra la hechicera... 

miércoles, 22 de febrero de 2012

Silencio y susurros

Oír puede ser una maldición como una bendición, y a veces puede llegar a ser ambas cosas, a la vez, sin el bueno o el malo. Con el silencio pasa lo mismo y los susurros que quisiera compartir, se hacen imposibles porque el tono de mi voz es demasiado alto como para convertirse en eso.

No soy alguien que susurra. Soy alguien que grita por lo que ha sentido y vivido. Da igual que sea lo bueno o lo malo. Grita por todo, sin llegar a un final en el que poder acabar y callarse como una voz que se apaga por quedarse afónica.

No estoy acostumbrado a susurrar, y mis ojos son capaces de hacerlo, de alguna manera, lo que haya querido o deseado. Mi mirada es fría por fuera, como un escudo de hielo y piedra que nada puede atravesar, sin fisuras que puedan dañar su estructura perfecta y sólida. Por dentro es diferente, y todo arde por necesidades que todo corazón humano desea. ¿Algo comprensible? Tal vez, pero mi silencio no será eterno, y llegará el día en que mi grito sea un susurro. Deseo que así sea, para poder contar los secretos que tanto he guardado y que han mutilado mi forma de ser en éste mundo, el cuál me hace desear ser otro tipo de ser. Un ser mitológico con su maldición, como desearía que el poder de la Luna llena me convirtiera en un lobo una vez al mes

viernes, 3 de febrero de 2012

El fin y se acabó

Bueno, se acabó. Aquí acaba una parte de mi dedicación a ser escritor y pasará mucho tiempo en que alguien vea un escrito mío.

Las circunstancias me obligan a renegar de una más preciadas para mí y he decidido no dedicar a nadie más mis relatos. No vale nada, ni significa nada, excepto para mí.

Me llevaré mis historias de odio y venganza a una parte de mí dónde nadie podrá entrar jamás.


Si pones una vela para Dios, pon dos para el Diablo.

jueves, 2 de febrero de 2012

Fanfic.

Mi cuerpo murió, hundido en las oscuras aguas del Lago de los Muertos y a la vez, mi alma murió allí, podrida ante la quemazón que provocaba el frío líquido en mi pútrido cuerpo. Destino de débiles y traidores.

Solamente por avanzar en la evolución de la maldición que nos contagió a todos, mi señor me ofreció un nuevo tipo de recompensa: la agonía. Le serví durante mil años en su imperio decadente, donde la tierra se había vuelto estéril y los humanos pasaban hambre por no poder cultivar sus cosechas y la vegetación ya no era más que ramas y hojas secas.

Pasaron siglos en los que yo ardía lentamente dentro del agua, ya que a los de mi especie el agua era como el fuego, y me atrevería decir que algo peor.

Definitivamente morí y el dolor desapareció, notando que flotaba en un recodo bajo tierra, con un gran techo sobre mi cabeza -si es que la tenía, porque no sabía en qué me había convertido-.

-Raziel... eres valioso.