viernes, 23 de marzo de 2012

-¡Hasta nunca por tu culpa!-gritó ella, mirando de una manera que le dolía el hecho de verla así; algo como él solía expresar.

Desde el principio dio problemas él y nadie lo mencionó, pero él lo sabía.

-Desde siempre he guardado mis sentimientos porque nunca fuiste uno más-declaró ella.

Desgracia y todos salieron perjudicados.

Maldito traidor... ¡Márchate de aquí agitador!

-¿Era esto lo que querías demostrar?-replicó él, dolido por una situación que se había repetido una y otra vez a lo largo de su corta vida-. ¿Acentuar mi diferencia, que soy un descastado sin hogar y familia? ¿Qué vendería a mis pares por unas simples monedas y con ello presumir de mi facilidad para no decir toda la verdad?

>>No siento lo que hice. Soy así, pero lo que sí me duele es que tú creas que soy el monstruo que me estás describiendo. Culpándome de la miseria que te pasa ahora, cuando era yo solamente quien te arropaba en las noches y aliviando tu dolor...

Eres una egoísta si realmente crees eso. Búscame cuando quieras ver la realidad.

El muchacho se marchó, dándole la espalda y saliendo de su ojos una lágrima salada.

Había mostrado los colmillos y las garras, y así fue como él se convirtió en una bestia decidida a no razonar como un humano, pues ya no era tal como le describieron.

sábado, 17 de marzo de 2012

Derrota en la creída Victoria.

Contando historias a medias... verdades incompletas... cosas inciertas. Todo llena de dudas lo que no se sabe. Una historia o una explicación tienen sus partes y diferentes puntos de vista. La mía era la peor y la más errónea, a la vez que carente de sentido, con motivos atrasados sin ningún valor, pero con la importancia de la antigua pena capital.

Como si con ello me jugase el cuello. Debería ser así.

Jugué con una baraja de cartas que no valían para el juego de ahora. Porque ya no hay destino fijado, ni sitio en el que estar tranquilo, ni deseo de un objetivo o meta al cuál llegar. Todo se esfumó en una mala jugada, estúpida y arriesgada.

No hay más que un Caído en el destino de una vida en la que hasta el presente es incierto. Aquí no hay nada ya. Mero páramo que él calcinó y echó por la borda.

Si la derrota se cuenta como victoria... el Caído debería haber jugado con las mejores cartas que los suyos le habían proporcionado en muchos momentos, y no en unas cartas de una baraja arrugada y sucia.

martes, 13 de marzo de 2012

Injusto Castigo

Mi esencia se encuentra en una prisión de paredes de cristal, donde veo mi propia alma magullada por un castigo impuesto, un orgullo que precede a la caída de uno mismo y que lleva a la perdición de gente que se puede llegar a querer o amar, pero no es lo mismo, ah... no es lo mismo.

Suficiente castigo tenemos todos como para castigarnos nosotros mismos por actos pasados, y aún así, nada borra el hecho del acto, pero tal vez, haya alguien que aprenda a perdonarse así mismo.

Ésta celda no tiene barrotes, solo una transparencia que no deja que mi ser escape de sí mismo, de correr y alejarse en un camino oscuro o lleno de luz. Estoy encerrado.

¿Vale la pena un castigo tan injusto para mí o para quién sea?

No existen jueces justos y la justicia es llevada por muchos, pero en la verdad, pocos hacen la justicia de verdad: ser más fuerte que el deseo de hacer el mal a los que crearon aquéllos problemas, ser capaces de seguir con su vida con una experiencia más que les serviría el resto de sus ideas.

Claramente, todo esto es doloroso, como sentir que el frío entre en la carne y pare el corazón, sin el calor que necesita éste para vivir como corresponde. Muchos estamos encerrados así... Tras muros, abismos, desiertos de arena, fuego o hielo... Da igual lo que sea.

Y aún así, deseo sentirme libre de cualquier sensación, de ser un no ser. Algo vivo pero sin conciencia de sí mismo, sin necesidades, sin alma... pero con un instinto cruel que llevase a una supervivencia de carne y sangre.

No hay más si no sabes lo que quieres buscar.

sábado, 10 de marzo de 2012

De Corazón a Cadáver

¿Cuando todo está podrido por dentro a quién puedo recurrir? ¿Quién puede salvar lo que yo no he podido salvar? ¿O cómo poder vivir con lo perdido sin tener nada en el presente y mucho menos en un futuro? ¿Cuándo algo es realmente necesario?

Lo que palpita dentro de mí y bombea mi sangre no es necesario. Todo lo que he sentido no ha valido la pena, porque la presión de su peso se me hace insoportable. Y tumbado boca arriba, gritando en la negrura de mi visión oscura, sin nada que irradie luz que pueda ser un camino a la felicidad o a la salvación divina.

Eres un imbécil, susurra alguien, te arrancará el corazón a la mínima oportunidad de que no le sirvas.


Una blanca máscara aparece, con una débil luz por encima de mí, y donde están los ojos, caen lágrimas rojas.
¿Qué es esto?
Déjame arrancarlo por ella

Sin más preámbulos, una sombra se cernió sobre mi pecho, me abrió un boquete en la carne y de él sacó mi corazón aún palpitante. 


No sentía más dolor, y deseaba que todo esto fuera el preludio de algo mejor, de que mi corazón fuera encerrado en un cofre y cerrado bajo siete llaves...


[...DE TRIPAS CORAZÓN...]

lunes, 5 de marzo de 2012

Serpiente

Si sientes lo que yo siento al mirar el firmamento nocturno, ésa elipse de un color blanco, en una oscuridad eterna dónde ella es el centro, sabrás perfectamente la calma que se siente: sueños desafiando a la oscuridad con una mínima luz de pureza.

Esto me trae tranquilidad, y a la vez, me da qué pensar y no para mal. Todo acaba y empieza, se desenvuelve en un camino que puede conducir a varios. Soy una conciencia más en un mundo oscuro, donde las luces que hay representan las almas que son las propias estrellas. Cada una sola a una distancia demasiado extendida y solitaria, sin apoyo ni manera de comunicarse unas de otras

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Situado en el mirador de una la Torre, mi cuerpo de serpiente alada observa la elipse blanca del firmamento, con la sangre y el veneno fluyendo por mi cuerpo largo y escamoso, entre mis anillos, con una tensión de excitación que nada podría igualar. Sería una gran noche, porque por fin, los míos volverían, aunque a la vez, no era como ellos. Yo estaba condenado a estar contaminado por un alma humana; dos almas fundidas en una, por tanto, yo era el único en mi especie, el único híbrido. Visto por todos como un monstruo necesario para cumplir los deseos de nuestra deidad.

El instinto nos exigía y pedía que lucháramos hasta la muerte o hasta acabar exterminando a nuestros enemigos raciales, nuestros iguales en una balanza de poderes; entre un combate eterno entre fuego y hielo, garras y veneno. Pero aún así había esperanza, por mucho que hubiera perdido la fe de encontrar a alguien como yo, el instinto por vivir en una vida sin luchas seguía en marcha, volando ansioso de aquél mirador e internándome en aquélla oscuridad, siendo como un rayo por mis escamas plateadas y después de todo, mi deseo no descansaba ni desaparecía y todo era glorioso en su quietud.