lunes, 16 de julio de 2012

La espera

Las llamadas son innecesarias. Estoy despierto, como tantas otras veces. No pienso nada y estoy lejos del mundo real.

Es uno de esos momentos en los que desearía dormir y soñar.

Soñar en una tranquilidad de la que muchas veces carezco, pero que puedo conseguir si me lo permito a mí mismo. Realmente me cuesta una barbaridad estar sin alterarme en tonos de palabras que puedo ver de manera incorrecta.

Me conformo con escribir cosas así. Importantes para mí en un sitio que parece casi privado a unos pocos, aunque puede acceder quien quiera a leer esto. Lo que no puedo aceptar siempre es leer palabras y no escuchar nada. No oír la voz o voces que desearía oír o ver a las personas a las cuales pertenecen.

No estoy encerrado en una jaula bajo siete llaves, ni vigilo los peligros que me puedan aguardar en conversaciones serias o de otro tipo.

Observo y espero, pero nada vendrá a mí sin buscarlo. En cierto sentido, esperaría una eternidad de soledad voluntaria eso, perdiendo la esperanza poco a poco... Pero teniendo tanta que podría tener un océano de estrellas brillantes en mi interior.

Suena raro viniendo de mí. De hecho, todo lo que escribo ahora me parece raro, lejano y lo repetiré de nuevo: extraño.

Podría parecer que estoy en una plaza de alguna población que ni si quiera me importa. Estaría apoyado en la pared del pabellón deportivo, a la espera del cambio. De una oportunidad de estar lejos de lo que la gente llamaría hogar a su lugar de origen. Aquí o allí, da igual como lo diga, no es lo bastante para mí. Tengo a los de mi sangre, pero para mí siguen siendo gente ajena a mí.

No soy como ellos y yo sigo esperando tener la oportunidad de poder demostrar ciertas cosas: a mí mismo, a mi gente, a mi familia y a la propia adversidad que ha estado tantas veces, cerca de detenermec y rendirme en mi camino.

Tarde o temprano, me iré de este lugar. Lo dejaré atrás como intento dejar atrás las cosas muertas que no tienen cabida en mi vida. Yo no acabaré viviendo aquí una vida sin lo que yo quiero.

Claw Sanguine

domingo, 15 de julio de 2012

Animales

Busco la libertad en este mundo de ataduras físicas. No quiero volar. Por que jamás me gustaron demasiado las alturas. Si tuviéramos alas, estaríamos dispuestos a explorar el mundo desde arriba. Y no dudo de que sería algo maravilloso, pero a mí me vendría demasiado grande.

Desearía ser la clase de ser que vive en los bosques, corriendo por la maleza, acechando y disfrutado de la frescor de la propia naturaleza. No me importaría dejar este cuerpo humano atrás. Bestias llaman a los seres salvajes, pero con su simplicidad tienen los mejores instintos de los que yo podría tener.

Nosotros podemos ser más bestias que los propios animales, ya que, de hecho, destrozamos este mundo en todos sus términos: contaminación, incendios, vertidos y la caza innecesaria...

Bueno, me estoy desviando del tema y escribiendo lo que escribí no hace más que molestarme. No voy a seguir ese camino. Pero lo que dije en los dos primeros párrafos es la verdad.

¿Quién no ha soñado ser, alguna vez en su vida, un animal que sea de su agrado? Claramente yo soy una de esas personas. Sería un don poder conocer de una forma más intensa al animal que nos agrada por dentro y no científicamente como solamente hacemos nosotros. No está mal, pero no es lo mismo que conocerlo de verdad.



Podría añadir, que entre nosotros y los animales, hubiera otros tipos de criaturas; si ésas existieran... Tendría muy claro cuál sería, como cada uno tendría claro la suya propia.


Monstruos u aberraciones. Da igual cómo se les llame, siguen siendo lo que son y seguimos siendo lo que somos: criaturas a la espera de algo.

¿Quién cazará a quién? Caos contra fría inteligencia.



viernes, 13 de julio de 2012

¡Toca arrebato!

Muchos asuntos son como un castillo de cristal: un movimiento brusco o una fuerza incorrecta y se rompe en miles de pedazos. De niño me pasó muchas veces, y aún ahora, lo sigo haciendo. Pero ahora no me doy cuenta de lo que puedo llegar a romper.

Estuve en un castillo de roca fundida y fuego, rodeado por una masa de hielo como defensa. De esa clase de cosas me defendía de todo. Lo bueno, lo malo, lo necesario y lo innecesario.

Soy necesario, soy lo bueno que intento ser. Estuve encerrado bajo sietes llaves en mi propia prisión. Pues era un lugar cálido, tranquilo y solitario. Demasiado solitario y yo no admitía a nadie más que a mí mismo.

Podía pensar bien, de manera calmada y decirme cosas, que luego me negaba. Muchas veces he intentado engañarme a mí mismo. Y nunca ha funcionado.

Las cosas ocurren y fallan nada mas comenzar, otras siguen su curso a una meta o quedan estancadas en una calma que no avanzará jamás. Sinceramente, ya deseo olvidar lo que no pude llevar a cabo en un lejano pasado. Dejarlo muerto y enterrado, pero forma parte de mí.

En el fondo sigo siendo el mismo, pero de una manera más crecida, centrada pero tal vez, igual de estúpido y ciego. No lo escribo para reírme de mí mismo o para quejarme de cosas así, como suelo hacer.

Soy el mismo y ahora, en mi cuarto, hablando a través de una pantalla, leo lo que más desearía oír y lo que desearía experimentar. Otro riesgo que podría depararme una gran caída o lo mejor de un momento feliz, que para mí, sería una de las cosas más valiosas.

Estoy aquí, pareciendo ocupado cuando apenas lo estoy, sin distraerme de mi cometido.

-¿Te parece que estoy ocupado, Hauclir?-pregunta el señor.
-Desde luego, mi señor. Pero esto es algo que deberías ver...
-¿Puede esperar?-replica el señor, con otra pregunta y un tono acerado en su voz.
-Bueno, sí.


Algo arremete con el corazón donde señor y sirviente hacen su cometido para con los cimientos de mi ser, como un ariete que quisiera abrir las puertas de mi interior.


-¡Por la Madre Oscura! ¿Qué ha sido eso?-pregunta el señor, sorprendido de tales embestidas.
-Nada que no pueda esperar...-dice el sirviente, con una mirada sardónica.

Las cosas se esperan con anhelo y esperanza. Se pueden quedar en un cofre, como un tesoro que no quieres que nadie descubra hasta que sea el momento apropiado. Si ha de haber un momento, llegará cuando gane lo que tenga que ganar. Arriesgaré los cimientos de la torre de mi corazón para entregarla en manos no desconocidas.

Arremete, porque yo arremeteré.

martes, 10 de julio de 2012

¿Así es?

¿Qué es lo que me hace fuerte? Siempre tenía la misma respuesta a esa pregunta. Decía que el odio, el rencor y la desconfianza me hacía ser fuerte. Que cada cosa nueva que fuese mala me afectaría tanto si me dejaba llevar en las situaciones del día a día. No había riesgos ni sorpresas. Porque todo me lo esperaba, todo. Otros dicen que me resignaba, y muchas veces eran verdad, no me gustaba, pero así era.

Pensaba que eso dejaba que me dejasen de llegar sorpresas del resto del mundo. De la gente de mi mundo. Eso era una mentira. Me engañaba a mí mismo.

Siempre volvía a lo mismo.

He admitir que ahora, en este momento, no siento la pesadez de mi pasado, no siento una gran carga sobre mi ser, sobre mis hombros. Todo es pasajero, o eso es lo que se dice en casos que no suelen ser los casos de mi vida. No siento el odio enfermizo ni el orgullo desmesurado de creer que he sido tan bueno como para permitirme dejar de hacer cosas por las personas.

Repito: ¿Qué es lo que me hace fuerte? Ahora mismo me río de mi parodia de escribir esto, aunque no de mala manera... Por que repito la misma pregunta. He de explicarme y ésta será una de las veces que admita algo que solamente diré por aquí. No me gusta repetir cosas así, porque yo no afrento este tipo de pensamientos o lo que sea.

Bien. La vida te puede dar de palizas y repalizas de cualquier modo: físico u emocional. Da igual. Hay gente que les gusta de ir de dura, incluido yo, y creer que hacemos ver al mundo que no nos pasa nada. Y eso es otra mentira, porque momentos así, es cuando ocultamos algo que a nuestros ojos, nos duele y no queremos dar el gustazo a nadie -aunque sea una mira errónea- de que alguien pueda disfrutar de nuestro sufrimiento.

En mi caso, yo creo eso de parte de muchos. Yo miro al mundo como a un enemigo en momentos así. Pueden hacerme daño, si quisieran o pudieran. Y con la excusa de decir que al final me harán daño, mi actitud hacia ellos empeora. Hay cosas que reparar en todo.

Me hago el duro cuando tengo el corazón destrozado y no quiero sumergirme, voluntariamente y muchas veces, en el alivio que te da el alivio de contar eso a alguien querido. Podría perder los pocos pedazos de mi propia conciencia, de alguna manera.

Ser misterioso, orgulloso y con la creencia de la mala fe de la gente, no me hace ser fuerte en nada. Mi odio no me hace fuerte y menos el rencor. Con cosas así no avanzo en ningún sentido. Es como estar en un bote de remos, sin remos y con un agujero que por él entra agua. Te acabas hundiendo.

Los buenos momentos me pueden parecer efímeros, y muchas veces lo pienso y considero que es una gran verdad. Puedo estar muy equivocado, si no, no estaría escribiendo algo así que desafía los cimientos de mi propio ser.

La bondad, la simpatía que tengo y que recibo, las risas que doy y me dan, la ilusión y la alegría... Son cosas que disfruto, pero hago algo que es un error por mi parte. Muchas veces pienso que eso me hace débil, por mostrar cosas buenas al mundo que me dio la espalda y por ello debo dar la espalda. Pero no fue el mundo que me dio la espalda. Los responsables de aquello recibirán su merecido con el tiempo, y yo, aquí. Estaré esperando el momento que me de las fuerzas necesarias para verme de una manera diferente y menos oscura, como menos amargada y si pudiera ser, con unas miras más optimistas.

Me hace fuerte la fuerza que me da o puede dar la gente.

Siento no haber dejado que muchos no me dierais esas fuerzas que yo necesitaba y sigo necesitando.

Raro es que yo escriba algo así. Está hecho y espero volver a escribir de una manera tan sincera como ésta. Porque para mí es todo un logro como un gran desafío que jamás acepté por parte de mí testarudez.

domingo, 8 de julio de 2012

Odiosos idiotas

Estoy bien y puedo sentirme bien. Puedo notar como mis labios forman una media sonrisa en mi rostro y sentir que mis ojos se abren como platos ante la buena impresión que me llevo de alguna gente, de buena gente que entró y se quedaron, otros entraron y se fueron. Todo da igual.

Llego a sentirme mal por la gente que se fue. Dejaron una huella que puedo despreciar pero no borrarla de un plumazo, como pasar una mano encima del polvo de un mueble viejo.

Tengo fuerzas, poca fe y una fuerte creencia. ¿Logrará la adversidad derrotarme y estar en mi olvidada reclusión voluntaria? Espero que no.

No he llegado tan lejos como para perder ahora. Me perdí una, otra y otra vez. Correré los riesgos que me puedan hacer el daño que me hicieron unos auténticos idiotas descerebrados sin ninguna moral.

Jamás os habéis preocupado por nada de nadie. Me convertisteis en uno de vosotros por el placer que os daba que fuera igual a vosotros: burlarse de la gente para creeros superiores, liarla a personas que no os hicieron nada.

Una existencia vacía para no estar solos. Fuí idiota por veros como unos amigos, pero no llegais ni a ser ni personas, y mucho menos, buenas personas.

Para mí es un alivio escribir esto. Yo pago por mis errores y vosotros disfrutais del dolor que haceis: ¡lo haceis hasta voluntariamente por el gusto de hacer daño!

Caí muy bajo, pero más bajo caisteis vosotros y no me arrastrareis a ese pozo de vidas desgraciadas en las que vivís. Porque sé que nada os haría capaces de cambiar.

Esa es la diferencia entre vosotros y yo. Sois unos cabrones por elección propia y me alegro de no ser el mismo que estuvo con vosotros. Ni merecíais mi compañía, mi confianza ni mi amistad.

Vivid todo lo que podais. Porque sé que viviré mucho mejor de lo que vosotros vivireis y sentiréis jamás.

Que os den, porque yo me propondré seguir adelante :)

sábado, 7 de julio de 2012

De Planeta a Planeta



Si de las pesadillas pasase a la luz, tal vez me quemaría como un ser que no soporta la luz solar. Podría exclamar: ¡que la luz del día me quema!

Pero poder abandonar un mundo viejo para ir a uno nuevo, sería interesante, aparte de peligroso. Si el mundo de origen me destroza, el Nuevo Mundo podría renacer mi ser o mi temple. Lo mismo podría ser y estar en un sopor, en un sueño como lo estaría alguien congelado. Pasando un tiempo soñando sueños y pesadillas. Me daría igual.

Llegaría a una tranquilidad en un tiempo casi indifinido. Fijado a una fecha definida por el tiempo que me llevaría a ese mundo.

¿Sería una amenaza para ese mundo, por ser algo ajeno? ¿Podría iluminar ese mundo, sin ser su propio sol?

No quisiera ser el centro del mundo y, tampoco un todo. Sería un extraño en una vida extraña por las condiciones físicas del lugar y psicológicas propias. Incluso podría ser todo una trampa para mi propio bienestar.

Un aire diferente, un veneno en las necesidad básicas de mi propio cuerpo... Daría igual, porque valdría la pena ir a otro mundo. Ir a un planeta lejano de la Humanidad, incluso... ¿de mi propia humanidad?

Puedo sentirme ajeno a la Tierra, a la maldita civilización que la habita y que me ha criado. Nadie tiene la culpa después de todo.

La responsabilidad de lo que me deparó la vida solo fue una cosa casual, porque el Destino para mí no existe. Toda la vida es un camino difundido por caminos más pequeños y sendas que te pierden en una espiral u otros modos de quedarte atrapado o salir adelante. Hasta llegar a un final, pero el final solo es el comienzo de una historia diferente.

Quien quisiera seguirme, sería bienvenido en la Nave Nodriza de ésta dramatis persona.

Claw Sanguine

El nómada



Permanecer en la sombra, en un mundo poblado de monstruos y pesadillas. De cosas que imaginas, como las situaciones futuras o las que te gustaría vivir o que dijeran. Puede ser maldición o bendición y otras una pequeña diversión que te puede recompensar. Por poder ser real o una fantasía.

Todo es un problema con detalles minuciosos o falto de ellos. Estoy despierto, en mi cuarto, en una noche -en la que no hace calor; cosa rara en ésta estación.

Me gustaría sentir el frío en mi cuerpo, a veces, no desear respirar.

Dejar de respirar pero seguir vivo. Es una contradicción demasiado contraria entre la vida y la no vida. Cosas raras de una mente extraña; deseosa de un cambio o una estabilidad que parece inalcanzable. Un equilibrio es difícil, o imposible. No lo sé. No sé lo que pasa en el mundo del que pertenezco. Hipocresía e infierno. Mi Edén está quemado.

No dispongo del tiempo para descubrir lo que me gustaría descubrir. Las respuestas están en otra dimensión por lo que parece. Las maneras diferentes de ver el mundo son unas ilusiones que comprendo pero no puedo aceptar. ¿Puede ser real o será irreal? ¿Un engaño propio para dejarme a mí mismo en un mundo dónde no hay la luz que tendría que haber?

La historia la escriben los vencedores, dicen. No sé en lo que he vencido, pero puedo creer y desear lo que he logrado u obtenido. Un humano con crisis existenciales. Imágenes destiladas en una mente fría pero sintiente. Cosas vividas y cosas sin vivir, pensar y actuar o actuar o pensar. No se puede considerar que esto es madurar.

El desear algo fervientemente, como la necesidad de beber agua, tenerlo delante te da fuerzas. Esas fuerzas te dan energías para seguir un camino difícil y más difícil se volverá.

-¿Hola?

Silencio en un espacio cerrado, y en un espacio de la mente donde solo reside tu alma, donde no llega nada del exterior.

-¿Alguien me escucha? ¿Hay alguien ahí?

En mis sueños, soy un nómada que viaja de un mundo oscuro a un lugar que está iluminado, pero que con mi llegada se va marchitando.

No es nada original. Es algo que me parece tan real, que no puedo aceptar nada más.


Espero y esperaré que pueda salvarme del vacío de mi propio espacio

Claw Sanguine


viernes, 6 de julio de 2012

Soy la serpiente

Observar. Tener un espacio grande desde el cual deslizarte como una serpiente. Con el cuerpo deslizándose lejos de las presas que observa.

Yo podría ser esa serpiente, pero no voy a comerme a nadie. Soy capaz de hacer daño, ¿y quién no? Tal vez me desvíe del tema.

Las serpientes son frías, apenas se mueven y si lo hacen solamente es lo justo y lo necesario. En ciertas cosas: momentos, recuerdos y sentimientos, soy así. Conozco los típicos protocolos sociales u educación. Lo mismo da el nombre que tengan; porque muchas cosas de las que hay en esto están vacías. No tienen el sentido que daría el hecho de sentir las cosas y luego pensarlas.

Estoy aquí. En mi espacio, lejos del mundo que mi gente conoce y yo desconozco. No soy algo ajeno a ellos, pero su interior o su alma, su ser o personalidad, son cosas desconciertas para mí; como yo podría serlo para ellos.

Si ha habido un rol en la vida de mi esencia, ha sido el de observador y quedarse al margen. Si alguna vez me había visto implicado en algo me apartaba igualmente. No demuestro las cosas como las personas las esperan. No soy convencional ni un amigo normal.

Me veo como algo oscuro cuando para otros no.Y Si he de llegar a algo es que puedo estar en una especie de término medio. Pero la predilección de la Oscuridad seguirá en mi corazón por el hecho de que veo una fuerza, ciertas fuerzas, que no afectan a los personajes que lo demuestran, el dolor que expresan, la venganza o los pensamientos y sus acciones.

No soy una causa perdida, aunque yo lo vea así. Soy alguien que no está dispuesto a cambiar ciertas cosas. No tengo por qué hacerlo y hay mucha gente que no merece que haga ese cambio -por mucho de que yo sí lo mereciera-.

Esto no quedará plasmado en papel, pero marcado en mi interior, como tantas cosas. Es tarde y mis demonios no se han vuelto a desatar.

Me echaré un sueñecito y veré a quién puedo cazar.

Me deseo suerte y me gustaría que me desearais suerte.

Claw Sanquine