domingo, 15 de julio de 2012

Animales

Busco la libertad en este mundo de ataduras físicas. No quiero volar. Por que jamás me gustaron demasiado las alturas. Si tuviéramos alas, estaríamos dispuestos a explorar el mundo desde arriba. Y no dudo de que sería algo maravilloso, pero a mí me vendría demasiado grande.

Desearía ser la clase de ser que vive en los bosques, corriendo por la maleza, acechando y disfrutado de la frescor de la propia naturaleza. No me importaría dejar este cuerpo humano atrás. Bestias llaman a los seres salvajes, pero con su simplicidad tienen los mejores instintos de los que yo podría tener.

Nosotros podemos ser más bestias que los propios animales, ya que, de hecho, destrozamos este mundo en todos sus términos: contaminación, incendios, vertidos y la caza innecesaria...

Bueno, me estoy desviando del tema y escribiendo lo que escribí no hace más que molestarme. No voy a seguir ese camino. Pero lo que dije en los dos primeros párrafos es la verdad.

¿Quién no ha soñado ser, alguna vez en su vida, un animal que sea de su agrado? Claramente yo soy una de esas personas. Sería un don poder conocer de una forma más intensa al animal que nos agrada por dentro y no científicamente como solamente hacemos nosotros. No está mal, pero no es lo mismo que conocerlo de verdad.



Podría añadir, que entre nosotros y los animales, hubiera otros tipos de criaturas; si ésas existieran... Tendría muy claro cuál sería, como cada uno tendría claro la suya propia.


Monstruos u aberraciones. Da igual cómo se les llame, siguen siendo lo que son y seguimos siendo lo que somos: criaturas a la espera de algo.

¿Quién cazará a quién? Caos contra fría inteligencia.



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