domingo, 27 de febrero de 2011

¿Por qué?

¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué son así las cosas? ¿Qué es verdad y qué es mentira? ¿Tengo que cerrar los ojos para ver mi propio mundo de luz? ¿Qué es más oscuro, el momento con los ojos abiertos o los sueños con los ojos cerrados?
¿De quién es ese canto de sirena? ¿Hasta dónde tendré que navegar y naufragar para hundirme en el agua salada y sentir las caricias de la sirena?
¿Dónde está el límite del océano y el cielo? ¿Dónde está mi estrella y mi luna? ¿Qué es verdadero, lo real o el reflejo? ¿Qué hace que me hierva la sangre para llorar después? ¿Qué me hace desear la paz y olvidar la lucha y mi pasado? ¿Qué causa vale la pena?
Preguntas, preguntas y más preguntas. Muchas sin respuesta y otras con respuestas que nada satisfacen al oírlas o leerlas. Todas torturan mi mente hasta darme un dolor de cabeza que no puedo soportar.

Oh... que pare... todo...
Callad... las voces... de mi cabeza...

POR FAVOR... PARAD...



domingo, 20 de febrero de 2011

Obin

¿Qué clase de ayuda puede recibir un Sombra desterrado de los suyos? ¿Qué clase de vida podría tener con los Iluminados o las Sombras? La respuesta es que no podría recibir nada.
Esta Sombra condenada no podrá aspirar jamás a compañía alguna. Porque si eres desterrado ya no tienes derecho a nada entre los tuyos. De hecho, ya no hay ningún derecho que tenga que ver con una comunidad, sólo le queda la compañía consigo mismo y con su espíritu roto.
Ya no hay lugar donde refugiarse. Ya no hay nadie a quien apoyar, ya no hay nadie quien le apoye. La tristeza inundaba su alma y sus lágrimas formaron un río de aguas plateadas. El cual las demás sombras llamaron: Plate Riel, el río de las Lágrimas de Plata.
Aunque el Sombra dejase de llorar, el río ya tenía su propia fuente y su cauce. Ya nada podía detener la marea.
Ya no hablaba en su mente, ya no soñaba con las estrellas en las oscuras noches, ya no adoraba lo que su pueblo adoraba y empezaba a gustarle cosas que a las demás Sombras les daba terror.
Esos gustos terroríficos empezaron con la sangre de lo que cazaba para vivir, después puso esta práctica en cazar a los suyos o a los Iluminados. Absorvía la vitalidad de los demás por el simple gusto a metal de la sangre. Le daban igual quiénes fueran sus presas. Porque había sufrido lo que otros/as Sombras no habían sufrido jamás. Él fue el primer Sombra desterrado y aún tenía un Destino que cumplir y un camino que recorrer. El Sombra se volvió más oscuro que su propia gente. Se dió cuenta de eso. De que ya no era como antes ni como los demás y, por tanto, fue el primero de los suyos.

martes, 15 de febrero de 2011

Asa'el

Recordar cómo fuí llevaría una eternidad. La dispongo, pero ni si quiera una eternidad podría hacer que mi memoria perdida volviera. Desde el Gran Tormento, me esforcé en olvidar todo recuerdo, todo dato, cada experiencia vivida. No lo conseguí en los primeros siglos. Pues el Gran Tormento ya había comenzado. Fue mucho después, cuando mi mente sólo sabía del dolor que había sufrido en manos de mi señor. La locura me volvió como soy ahora, pero mi locura es mucho más intensa que la mente mortal de un humano y la utilizo en beneficio propio. Ya nadie piensa que sea peligroso, y hay algo que no saben. Uno no deja de ser peligroso, jamás. Y mucho menos a un ser como yo.
La idea me hace mucha gracia. De pobre loco a un vil asesino. Mi naturaleza jamás ha cambiado, salvo... una sensación parecida a la añoranza. No sé por qué siento eso y no lo puedo lograr recordar. La guerra no ha cambiado y, sin embargo, somos muchos más que ellos. No me rendiré y mi acero tampoco. Destruir y propagar incendios son mi vocación. Antes del Gran Tormento era poderoso y ahora no soy más que un siervo viejo. Demasiado tiempo he vivido y aún ando en busca de alguna respuesta a esa sensación de añoranza. De mis recuerdos del pasado, antes del Gran Tormento, recuerdo a una congénere mia: Azazel. Estuve con ella hace muchos siglos -por no decir milenios-. No sé si sigue viva o si murió, mas he estado estos años buscando información sobre ella y muchos piensan y dicen que Azazel solamente es un mito que inventaron los humanos. Me niego a creer en eso. Soy viejo y aún no he perdido las ganas de vivir, pero solamente espero que mi mente no haya creado un recuerdo que nunca existió y, por lo tanto, que no se vivió...

viernes, 11 de febrero de 2011

No hay otro camino

-Mi supervivencia... no tiene... importancia -dijo lentamente, el vampiro-. La importancia... radica en... mi maldición y... mi venganza.
Las palabras calaron hondo en el grupo de jóvenes, sobre todo, en una joven situada en el centro. Parecía una niña, más que adolescente.
-Y... ¿tú qué harás? -preguntó uno de los mayores del grupo, un adolescente de nombre: Peter.
El vampiro rió con una risa amarga, y sus ojos ya estaban completamente rojos, ya no se veía el iris de sus ojos, y sonríendo como un tiburón contestó:
-Voy a hacer lo que mejor se me da: una sangría.
Todos temblaban y se apartaron un poco más del monstruo, aunque él los hubiera protegido no significaba que fuese un aliado.
Ahora una voz habló en la mente de la muchacha del centro del grupo.
:Me temes, y temes que me pase algo. Sé el motivo y... ten en cuenta, que alguien como yo, no sería bueno para ti, dado a mi naturaleza no soy de fiar y porque... nunca se podrá confiar en mí, por el hecho de que yo no soy... humano. Aunque lo hubiese sido, pero eso, forma parte del pasado y tu vida no está aquí, en este agujero con un chupasangres. Adiós, Cat...:
La chica tembló aún más que sus compañeros y en sus ojos hubo un pequeño brillo, un instante que el vampiro guardaría en sus memorias más reconditas. No hubo emoción en el rostro del monstruo, aparte de su sonrisa confiada y despreocupada y se marchó por donde habían huído, para no volver, enfrentarse a la propia oscuridad y en el peor de los casos, a la muerte.

jueves, 3 de febrero de 2011

Mi Reino

La lluvia caía con fuerza y los rayos iluminaban el firmamento para luego desaparecer.
Antiguamente las personas temían los rayos como a las mordeduras de las serpientes. Pensaban que esos rayos los alcanzarían y los matarían como el castigo de un dios.
Yo ya no los temo. Porque no tengo donde esconderme y aprendí a no temerlos. Pueden hacer daño, sí. Pero eso pasa porque pase. No hay dios que los controle ni ser que sea extraterrenal que los domine a su antojo. El agua ya no dejaba charcos, sino pequeños ríachuelos para después convertirse en un fluído mucho más fuerte.
La ropa se me empapaba. Anteriormente, esa sensación me molestaba y, con el tiempo, me fuí habituando y deseaba que el agua me empapase completamente. También deseaba que me limpiáse el alma, con poco tiempo contaminada por duros castigos y desfavorecimientos.
El tacto con el líquido era reconfortante. Sentía la frialdad de cada gota para ser calentada por la temperatura de mi cuerpo, y de poco servía. Pues también el viento enfriaba el viento.
Este Reino me pertenece, este lugar inundado, este páramo de frío es ya mi hogar. Ya no pertenezco ni a la Luz ni a la Oscuridad. No morí, porque no viví.

martes, 1 de febrero de 2011

Condición de un loco racional

Como todos: estoy encerrado. La conciencia no sólo está en el corazón, ni solamente en la mente y se puede decir que también está en el espíritu de según qué personas.
Tengo una creencia: se trata de que toda alma puede tener alas, alas rotas o no tener nada. Las que tienen alas no son felices del todo pero viven su vida más o menos normalmente y se conforman, los que tienen las alas rotas no tienen ganas de vivir, pero muchos hacen el esfuerzo de hacerlo, a pesar, del dolor que ello conlleva y, definitivamente están los que no tienen nada; gente que ha sufrido y sufren. Siguen sufriendo, no sólo por sí mismos, la gente de nuestro entorno tiene parte de la culpa, a la vez que ellos mismos y no tuvieron el valor de enfrentarse.
Yo soy un sin nada, de alas rotas pasé a un sin nada. Y vuelvo a decir que sigo encerrado en una prisión mental que nadie puede destruir. Tal vez, ésa sea mi perdición y aunque alguien racional se asustaría, que intentaría cambiar, yo no voy a hacerlo y no es que haya he tenido ocasiones u oportunidades. Las tuve y las dejé pasar. Para mí no hay nada más. Uno o dos objetivos en la vida: una espera que tardará en acabar y una venganza. Antes tuve otros objetivos, pero, se puede decir, que eran secundarios.
Quien lea esto que sepa que soy un ser racional con mucha locura.
Dicen que no hay que rebajarse al nivel del enemigo. Es tan tentador... En instantes deseo no tener corazón, ser alguien capaz de no arrepentirse de actos que muchas personas creen... fatalistas. Pero todo es relativo, todo significa algo diferente para cada persona. Frialdad y ardor.
Todo eso está en nosotros. En unos más que otros me atrevo a decir.
Nadie logrará hacerme sentir vivo como humano, pues las personas que solamente sienten pocas cosas se vuelven casi animales y toda razón es lógica y simple, pero efectiva.

No puedo permitirme ser humano.