martes, 15 de febrero de 2011

Asa'el

Recordar cómo fuí llevaría una eternidad. La dispongo, pero ni si quiera una eternidad podría hacer que mi memoria perdida volviera. Desde el Gran Tormento, me esforcé en olvidar todo recuerdo, todo dato, cada experiencia vivida. No lo conseguí en los primeros siglos. Pues el Gran Tormento ya había comenzado. Fue mucho después, cuando mi mente sólo sabía del dolor que había sufrido en manos de mi señor. La locura me volvió como soy ahora, pero mi locura es mucho más intensa que la mente mortal de un humano y la utilizo en beneficio propio. Ya nadie piensa que sea peligroso, y hay algo que no saben. Uno no deja de ser peligroso, jamás. Y mucho menos a un ser como yo.
La idea me hace mucha gracia. De pobre loco a un vil asesino. Mi naturaleza jamás ha cambiado, salvo... una sensación parecida a la añoranza. No sé por qué siento eso y no lo puedo lograr recordar. La guerra no ha cambiado y, sin embargo, somos muchos más que ellos. No me rendiré y mi acero tampoco. Destruir y propagar incendios son mi vocación. Antes del Gran Tormento era poderoso y ahora no soy más que un siervo viejo. Demasiado tiempo he vivido y aún ando en busca de alguna respuesta a esa sensación de añoranza. De mis recuerdos del pasado, antes del Gran Tormento, recuerdo a una congénere mia: Azazel. Estuve con ella hace muchos siglos -por no decir milenios-. No sé si sigue viva o si murió, mas he estado estos años buscando información sobre ella y muchos piensan y dicen que Azazel solamente es un mito que inventaron los humanos. Me niego a creer en eso. Soy viejo y aún no he perdido las ganas de vivir, pero solamente espero que mi mente no haya creado un recuerdo que nunca existió y, por lo tanto, que no se vivió...

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