Bueno, se acabó. Aquí acaba una parte de mi dedicación a ser escritor y pasará mucho tiempo en que alguien vea un escrito mío.
Las circunstancias me obligan a renegar de una más preciadas para mí y he decidido no dedicar a nadie más mis relatos. No vale nada, ni significa nada, excepto para mí.
Me llevaré mis historias de odio y venganza a una parte de mí dónde nadie podrá entrar jamás.
Si pones una vela para Dios, pon dos para el Diablo.
¡Que se la saque, que se la saque!
ResponderEliminarNo seas mamón, alelao.
Te desea intensamente,
Víctor.