martes, 17 de abril de 2012

Iron

Desde cuatro años estuve solo en las sombras de un vasto cuarto de paredes azul claro, y allí me perdía en sueños de batallas que no iban conmigo, de personajes tan buenos como bellos que nada tenían que ver en un mundo realista donde todo se impone con bestiales normas de comportamiento jamás escritas.

¿Dónde estoy ahora?

Sigo en ése mismo cuarto, pero ya no veo a nadie que no sean serpientes aladas enfrentadas contra los dragones en una lucha suicida, no veo el Bien contra el Mal en una historia en el que el bueno las pasa de cojones mientras el enemigo se divierte a costa de otros.

Perdido voy en un mundo que me gustaría llamar Iron, pero ya no hay nada que emociones rotas, como las esperanzas y temblores en mi propio cuerpo. Tiemblo como una rama medio partida lo haría ante una corriente de aire frío, pero yo sigo aquí y lo que aprendí a sentir y ser también.

No soy el bueno ni el malo, solamente el Maldito de un Mundo Maldito sin reglas, conductas y obligaciones. Pero la obligación de refugiarme aquí es cosa mía.

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