domingo, 26 de junio de 2011



Milagros, desastres, regalos, robos.



Si un ángel pierde sus alas se vuelve humano, y si un humano pierde su alma, se convierte en un mero títere del diablo.



No hablo de religión, nunca hablo de religión. No os preocupeis, así vivo, perdiendo mis alas de esperanza.



Ya no importa lo que yo quiera, ni lo que quieran los demás. Lo que sí importa es lo que yo o mi alma necesite.



Todo el mundo tiene su par de alas. Algunos, por no decir muchos, las pierde y jamás las vuelven a tener, otros tantos logran recuperarlas y se aferran a ellas más fuerte para no perderlas.



Golpe tras golpe y caída tras caída, he ido perdiendo alas y recuperandolas. Antes, tal vez, fuesen blancas, pero ahora son un color inerte. Como lo sería el gris o el negro. Eso se debe por cada mal trángulo que haya pasado.






Y ahora, plasmado en piedra, saldré de mi prisión

1 comentario:

  1. A nadie le gusta perder algo, aunque sea algo malo, si es nuestro, es nuestro, y así lo sentimos.

    Ahora entiendo mejor porqué tus alas de shek están rasgadas y se vuelven a abrir las cicatrices.

    Un beso :D

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