sábado, 31 de octubre de 2009

Devorador de almas

Las gotas de la lluvia golpean mi cara. Es una noche oscura, no hay luna, ni estrellas, sólo la luz de las farolas de las calles de la ciudad.
Camino por las calles como si nada. No inflijo las leyes de este mundo, pues no es mi mundo. Yo antes era del mundo físico, pero ahora pertenezco al espectral. Si piensas que soy un vampiro, te equivocas, soy algo con una sed más intensa, la sed de almas.
Soy casi como un vampiro, por la sed, pero tengo el cuerpo deformado, solo tengo la mandíbula superior en la que se ven mis colmillos, mi piel es azul, tengo tres garras por dedos en cada mano y dos más en los pies.
Soy un ser esqueletico, pero fuerte, pues conservo los musculos de las piernas y los brazos. Mis alas... están destrozadas, agrietadas. No puedo volar, pero sí planear, puedo escalar paredes.
Veo a una pareja delante de mí. Se asustan, la mujer se queda parada, el hombre huye, y yo me acerco corriendo a la mujer, la sujeto todo lo que puedo, pues es más alta que yo. Me la llevo a rastras por el suelo a un callejón oscuro y le muerdo el cuello.
Esa es mi comparación con los vampiros, que no causan tanto terror, pero yo sí.
Causo un pavor que podría producirte un paro cardiaco, pero cuando muerdo en el cuello no absorvo la sangre.
Absorvo una luz azulada, esa luz azulada es el alma...

El nombre de mi gente es Rigelim.

No hay comentarios:

Publicar un comentario