miércoles, 17 de marzo de 2010

Garret

Todos están muertos. Sólo él queda para recordarlo todo.
Se encontraba dormitando en el bosque, apoyado en un árbol. Los sonidos de la noche no lo despertaban, ni el aullar de los lobos ni el ruido de los grillos. Estaba tan cansado que no podía si quiera abrir los ojos y eso menos le apetecía ahora.

Sumergido en un sueño: se veía así mismo dormitando como en la realidad, pero en un campamento donde había grandes hogueras, tiendas. Donde se oía las canciones de hombres y mujeres llenos de esperanza. Después de eso todo se vuelve negro. Hasta que vuelve a ver el campamento sumido en un sueño profundo y más allá de el, una figura encapuchada miraba entre los árboles al hombre durmiente, que al notar que alguien le miraba se despertó. Cogió su espada y mirando a todas partes vió a la figura encapuchada.
La figura se puso a caminar rápidamente por el bosque y él la seguía a ciegas, pues aún tenía los efectos del sueño encima.
Cuando llegaron a una zona donde los árboles se separaban unos de otros, la figura encapuchada retiró la capucha y un largo cabello negro caía por su espalda, después se dio la vuelta, mirando al guerrero.
Él al reconocer sus rasgos, sus labios finos, sus ojos verdes, su nariz... Todo lo que era ella...
-Morrown -dijo él, impresionado.
-Sí, Garret. Soy yo, soy yo -dijo ella, acercándose para acariciarle la cara.
-¡Estoy soñando!- comprendió él al instante, cuando ella le tocó la cara con una mano tan fría como el hielo.
-Así es y debes despertar. Despierta, Garret.
Y ella se volvió humo...

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