sábado, 6 de marzo de 2010

El faro

Ella siempre decía:
Que tengas felices sueños, que descanses y despiertes feliz por la mañana.

Recordar aquella misma frase me entristecía, tanto como recordarla a ella. Ver cómo se pintaba los labios con mucho cuidado, cómo siempre utilizaba el mismo aroma del jabón. Y cuando la olía me recordaba a una clase de flor, pero ya no recordaba cual.

Estaba apoyado en la barandilla de un faro abandonado, que hacía años que nadie utilizaba y era tan tétrico y extraño que lo había considerado mi segunda casa. Una casa que me ayudaba recordar tiempos pasados peores o mejores, tampoco lo recuerdo muy bien. Ya que yo ya no estoy vivo, y cuando mueres la vida ya no te importa mucho, dada mi condición y la de los demás que son como yo.

No nos importará mucho pero a la vez, nos gustaría volver a ella. Volver a vivir.
Yo no la viví mucho y el tan solo recuerda de aquella chica, que no recuerdo ni tan si quiera el nombre...
Ella murió antes que yo, pero no sé si es de mi condición: un fantasma.
No sé si está en el infierno o en el cielo, pero se rumorea entre los fantasmas que las almas buenas pueden visitar el mundo de los vivos e incluso que a veces bajan a charlar con otras almas conocidas sean -familiares,amigos- etc.

Si pudiera llorar lo haría por haber desperdiciado mi oportunidad...

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