lunes, 1 de agosto de 2011

Que lo sepas



Dicen que estoy loco, digo que soy retorcido más que nadie. ¿Es posible? Sí y no.
En la realidad, todo es muy básico. Una acción tiene una reacción igual o opuesta. La cosa es así. Puedo vivir sin muchos, sufriré si pérdida. ¿Me dentendrá? No
¿Por qué escribo esto? La respuesta es sencilla. Lo escribo por ti, pero no va dirigido directamente.
Cuesta de comprender tal vez. Aun así, estoy aquí, esperando y aguardando a alguna acción para una reacción igual y/o opuesta.
Lo complicado se vuelve básico cuando todo el puzzle está montado.
Lo que sienta ya no es desconocido. Lo que haré aún está por ver.
No olvidaré nada, no dejaré de lado a nada. Volveré a tu lado, quieras o no. Sigo aquí.
No soy un faro que de esperanzas. Doy lo que me dan, y no me conformaré con menos de lo que merezco, al igual que tú.
¿Merecemos la oscuridad y el dolor de nuestros corazones o experiencias? No, claro que no.
Nos sirve, pero nos duele y apenas les encuentro sentido.
Ya se han acabado los por qué. Ya se ha acabado la voz de mi cabeza que me dice lo que más temo. Como un disco rayado repitiendo la misma melodía. Ni somos el gato ni el perro.
Ni la luz ni la oscuridad. No somos polos opuestos que se atraen. Para nada somos contrarios.
Para mí ya es tontería decir que lo opuesto se atrae. Saltar al vacío y dejarse caer no nos servirá.
¿Por qué simplemente no intentamos volar? Tal vez no físicamente, pues el cuerpo da pocas libertades. En cambio, el alma es libre. Siempre es libre. El cuerpo no la encierra. Es nuestro propio corazón quién lo hace.

Si mi destino me llevó a ti; como un bumerang volveré a ti. Lanzado a la distancia de una pantalla, sin contacto por ningún lado. Volveré.



No seré el mejor, no seré peor. Seré alguien imperfecto que vive a tu lado. Con la esperanza de ver cada día tu rostro en mi mente y en mis ojos.



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