martes, 30 de agosto de 2011

De la Oscuridad a la Luz.

Todo era Caos. Los mundos muertos y estériles, la oscuridad sin luz, y la muerte sin vida.

En éste Caos, estaba uno de los espíritus con ése mismo nombre. Él hacía que todos los espíritus luchasen entre ellos para ver cuál de ellos, de entre todos, era más poderoso.

Aún no existía ninguna luz, excepto la de las tormentas provocadas por las luchas de éstos espíritus. Pero había cosas que para seres mortales como nosotros, tenemos y que con ésos espíritus compartíamos.

Uno de entre esos seres, Eldar, era su nombre, dejó de luchar contra los suyos y se alejó de ellos. Harto por la muerte de tantos conocidos y seres queridos. Todo por la locura de Caos.

No odiaba a Caos, pues era uno de sus hermanos, pero odiaba en lo que se había convertido y en lo que había provocado.

En la inmensa oscuridad, Eldar pasó eones solo, en lo más alejado de lo que nosotros llamaríamos el vacío y allí encontró otro ser, diferente y parecida a él: Amail.

Ésta no procedía de donde procedía Eldar, ni era oscura como él lo era. El espíritu estaba compuesto de una luz blanca, que a ojos de Eldar, era algo demasiado bello como para ser algo vivo como él.

Amail era algo mucho más avanzada que Eldar, explicándole que no todo se basaba en la destrucción para poder avanzar en el vacío de Tinieblas que Caos, el hermano de Eldar, había creado.

Eldar destruyó mundos que Amail había dejado su estela de luz, y ella lloró por la pérdida de ésos mundos, que apenas habían empezado a crecer y florecer.

Disgustado por lo que hizo sin saberlo, Eldar agarró con violencia a Amail y se la llevó donde él procedía, en el Imperio de destrucción de Caos.

A su llegada, todos se apartaron de la pareja, sorprendidos de ver a alguien como ellos y llena de luz, acompañada del hermano menor de Caos.

-No hay solamente muerte, hermano-habló, Eldar-. Éste ser es capaz de hacer cosas que ninguno de nosotros podríamos imaginar. Seres como ella serían nuestro futuro.

Caos no habló, solamente miró a su hermano y a Amail llorando. Cuando vio la luz de ésta última, la rabia y el miedo le invadieron. Estaba dispuesto a asesinar a aquél ser igual, pero diferente a él mismo.

En su camino, se dio de bruces con Eldar, y así empezó la última lucha de éste primero, para conservar la luz que daría un futuro a lo oscuro.

La lucha fue larga y con ella se creó una gran tormenta, de su interior una gran Bola de Fuego surgió, acabando con la tormenta y varios de los espíritus murieron. Dando paso a lo que nosotros llamaríamos el Sol y las Estrellas.

Amail, llorando ahora por los espíritus oscuros, por la muerte de su compañero Eldar... Se inmoló así misma, haciendo que de su explosión blanca nacieran la Tierra y la pequeña Luna...


Del sacrificio de Eldar, Amail, creó de sí misma, honrando la muerte de su compañero, junto con dos nuevos cuerpos, uno más pequeño, la Luna, dedicada a su propio espíritu de luz y la Tierra dedicada al sacrificio de los tres: Caos, Eldar y Amail.

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