domingo, 29 de enero de 2012

Manos

-Dime, primo Jorick: ¿qué es lo que ve ante tí mismo?
-Un mero bosque.
-¿Mero has dicho, Jorick?
-¡Exacto!
-No es mero el paisaje que se haya enfrente de nosotros. Un mundo desconocido hace mucho para los seres humanos y no ha sido perturbado.
-Arderán... como todos.
-¡Oh, primo Jorick...! Parece que después de tanta alegría... el dolor y la negatividad te hacen vencido.
-Así es. Por favor, olvídalo, Macbeth.
-No puedo, primo.
-¿Te regodeas con mi dolor?
-En absoluto.
-Se te nota en el tono de tu voz, imbécil.
-¡Oh, vamos, Jorick! ¡Con qué facilidad recurres a los barbarismos en los que naciste...! ¡Pobre ignorante!.

Verás, Jorick... No soy tu primo. Soy tú y tú eres yo. Tan simple como que dispones de dos pulmones, tan tosco que ni si quiera tiene la gracia ser tu otro yo... Ya que me lo has puesto muy fácil y engañé a tu maldito cerebro, que parece ser muy simple como el blanco y el negro.

Te despertarás de ese modo de ver gracias a mi. Porque si tú no te salvas yo no me salvaré jamás...

Fíjate en ese bosque. Tú le ves quemado y gris, extinto y falto de toda vida para devolverle el aliento vivo, pero no es así; para nada. Todo muerte, todo vive, todo nace y todo desparece. ¡SI QUIERES QUE DESAPAREZCAMOS AHÓRCATE Y ACABA CON ÉSTA CHARADA!

Ahí está tu decisión: unirte a mí y salvarnos, ser uno o morir porque unos simples recuerdos y experiencias, como las vivencias  te hayan vencido. Venga, coge mi mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario