martes, 17 de enero de 2012

Sorpresa no tan sorpresa

Tenía una sorpresa para ella, y pienso que le quedaría bien si llevase algo que le recordase que fui yo quién le regaló aquéllo.

Por ello estábamos los dos con unos amigos, dónde ellos la distraían y tapaban los ojos. Haciendo que diera vueltas que hasta estuviese mareada -parecía que quisieran ello, y mira que les dije que no se pasasen-.

En mis manos llevaba una pequeña cajita de un marrón oscuro, pero estaba cubierto de un envoltorio para regalo -cómo no-.

Daba los pasos rápidos porque quería ver si le gustaba el regalo, si la luz de sus ojos podría brillar de aquélla tan especial que utiliza cuando está emocionada. Por desgracia, yo nunca llegaba a ponerla de ésa manera, y siempre nos picábamos por todo. Peleas amistosas en las que yo salía perdiendo, pero de una buena manera, aunque admito que tal vez, eso fue el encanto que me atrajo de ella.

La hicieron parar, aunque Raúl aún le tapaba los ojos, hasta que me acerqué a menos de unos quince centímetros. Mi amigo apartó sus manazas de los ojos de ella y ella me miró desorientada -normal después de tanto giro provocado por unos brutos-.

Le dí el regalo y ella arrancó el envoltorio rápidamente y ansiosa, pero cuando abrió la cajita y vio el contenido, me miró con mala cara.

-Tienes muy mal gusto, ¿eh?
-Pensé que te quedaría bien que lo llevases...
-¿Cuántas veces tengo que decirte que ya no estamos juntos?

Con aquélla pregunta y el tono empleado, mi ánimo se cayó por un gran pozo negro y sin fondo... Y tras eso, los demás se fueron, como si pensasen que la conversación fuese de nosotros dos solamente y ya no lo era. Pues era un hecho público: ella y yo cortamos hace muy poco, llevándonos mejor en la ruptura que en la relación sentimental.

Me alejé de ella, dándole la espalda. Los otros seguramente se irían por su cuenta a tomar algo, y a ponerme verde por mi insistencia...

Pero alguien me abrazó por la espalda y me dio un beso en la mejilla. Di un giro completo y era ella

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