domingo, 8 de enero de 2012

Sin Razón de Razones

Pertenecer a un mundo donde todo se consume y lo malo campa a sus anchas... Es un mundo que no merece las partes buenas, las pocas, que surgen de él.

Lo bello puede ser una noche estrellada, un atardecer o amanecer. Notar las gotas de agua en un verano con una temperatura casi templada, y el aire acariciar la piel, llenando los ambientes como los bosques a un olor de pino. Sentir cómo el frío te hiela la piel, para buscar el calor de una cama, el calor humano o el de una chaqueta o prenda de vestir, pero... sin exagerar, claramente.

Estar con alguien tan especial como un amigo o amiga, o quizás, el compañero o compañera que encuentras en esos reveses de la vida, y eliges permanecer con ella o él todo lo que os pueda deparar, sin importar cuánto malo o bueno vendrá.

Tener creencias como las mías no ayudan a nadie, ni yo me ayudo a mi mismo. Sé lo bello que hay y lo horrendo, lo bueno y la monstruosidad, amor y odio, junto con todo aquéllo que pueda tener un lado opuesto e igual. Tal vez no haya nada válido en lo que creer, ni Dios, ni Diablo... por no hablar de las reencarnaciones... Sinceramente no estaría mal poder elegir el qué querer ser. Cuando era un niño pensaba ser uno de esos lagartos gigantes que hay en los museos, y sé muy bien lo que son, pero paso de aparentar ser un "entendido" en la materia de aquellos seres.

Ser un fiero depredador sin tener que aguantar sentimientos humanos... por mucho que los niños no entiendan aún lo que significa el mundo. Ni yo mismo lo sé del todo o no lo tengo claro, y quizás las dos cosas son válidas en esto. Después, cuando me hice mayor, en la adolescencia pensé en ser un vengador para mí mismo: destruir a los que me perjudicaron para acabar con lo poco bueno que había en mí, aceptando lo malo que me depararía ese camino y futuro, ser un asesino. Lo pensé bien, una y otra vez... Porque me arrebataron mi vida normal, y ya dejé de ser alguien que en esos momentos debe estudiar y sacarse su futuro, incluyendo salir con una pandilla de amigos, aunque ya los tenía, tengo, aunque no quería darme cuenta e incluso ignorarlo todo. Mandarlo todo a la mierda, a la nada y a mi perdición. Pues ya no me quedaba nada.

En esos momentos creaba historias de tales maldades que yo sufrí, de seres sobrenaturales que derramaban sangre por rencores o instintos oscuros, los dignos de los monstruos. Mi "talento" -si es que llega a serlo, y aún me queda mucho por mejorar- se vio estancado, aún hoy no dejo de hacer historias de tristeza y desgracia. ¿Cambiará o cambiaré yo? Me gustaría decir que sí e asegurarlo, pero de momento no puedo prometer nada.

Fui marcado por el mal de las personas que yo consideré compañeros. Idiotas aprovechados de la ingenuidad de un ingenuo. Aún lo soy, pero lo dejo de ser tanto.


No vengo a quejarme ni a explicar mi vida.

Escribo esto porque quiero mejorar aún más mi persona: mi forma de ser, para los que no sepan de qué hablo. Ser un caótico toda tu vida no está mal para los que les gusta destruir, pero yo ya estoy harto de la oscuridad que mantengo sobre mi ser, pero no sobre mis historias.


¿QUÉ ME CONSIDERÁIS SI YO NO ME CONSIDERO NADA NI DIGNO DE UN ALIVIO QUE SENTIR AL HACER LAS COSAS BIEN?

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