sábado, 11 de agosto de 2012

Susurran mentiras

Soy la pregunta del millón, el signo de interrogación. ¿De qué servirá lo que vas a decir si no te voy a oír? Humano no puedo ser, pero dime cómo aprendí lo que nadie me enseñó. Ser real y querer sentir el mundo igual. No tendría por qué cambiar. Nadie lo va a intentar.

Te daría el cien por cien de lo que yo soy si vienes donde voy. No sé nada del mal y bien, no soy nada de lo que veis. Sigo soñando porque sus palabras susurran mentiras que yo jamás querré. Sigo aquí y nadie puede ver, lo que yo llego ver y lo que podría ser.

Mostraría lo que soy, si dejase el temor y todo seguirá igual.

Nadie más puede ver, lo que yo puedo querer, adónde quisiera yo ir. Haciendo guardia sin el fuego solar, en una tierra helada. No respondas así porque sí.

No me entiendes y jamás seré lo que se espera de mí. Ya nadie podrá conocer, porque no puedo ser lo que tendría que ser. Y yo sólo quiero sentir el mundo igual, seguir siempre así. Nadie más lo va a intentar y no entiendes que yo sigo aquí.

Tú ves lo que ellos nunca ven. Me conoces y mostraría cómo soy. No me alcanzan y, ¿qué sabrán del mal y el bien? Susurras mentiras que yo jamás podré querer. Seré un yo real y porque tendría que cambiar. Sigo aquí, estoy aquí, en un mundo del que no puedo huir, soñando en lo irreal. ¡Algo que nunca va a pasar!


¿Qué es lo que tienes que decir, si no te voy a oir? No lo entienden, no estoy aquí. Y yo sólo quiero ser real, sentirme un igual. Jamás podré ser lo que se espera de mí.

Nadie me alcanza porque soy capaz de hacer brillar mis estrellas estrelladas

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