domingo, 31 de mayo de 2009

Jeremiah

9:00 de la noche... Noche despejada y sin estrellas, pero sí con una hermosa luna llena. Paula y yo nos preparábamos para salir. No asistiría más a su trabajo. Tenía una nueva vida conmigo. Mi pareja, mi vida y compañera. El salón era pequeño pero suficiente para dos personas. Una mesilla estaba frente a nosotros, un sofá y un televisor sobre otra gran mesa y más allá había un gran ventanal, pero con la cortina echada. Llegó la hora, estábamos listos, los dos.

Cruzamos el umbra del pasillo y por la puerta principal salimos como es lo habitual, caminabamos, pero con prisa. Una gran prisa. Porque estábamos sedientos de sed. Sobre todo ella que ya me costaba controlarla. Bajamos las ecaleras de caracol y nos dirijomos hacia las afueras corriendo. No pasaba nadie por allí a esas horas. Mi barrio, bueno, nuestro barrio era uno de los más peligrosos de la ciudad de Silence Cry. Dónde asesinos, violadores y carteristas acechaban en cada esquina. Y precisamente un par de esos individuos armados con unas navajas de gran tamaño aparecieron en en una de aquellas peligrosas calles. Pero solo eran peligrosos para los humanos. Que pudieran hacernos algún corte no sifnificaba nada, o, que nos clavaran un puñal por ejemplo en las costillas tampoco pasaba nada, porque sanaba rápidamente. Nosotros sin inmutarnos de su presencia caminabamos como si nada. Seguíamos nuestro camino simplemente. Pasamos por su lado y nada más pasarlos un poco, uno de ellos cogió a paula por las muñeca. Ella se dejó hacer, hacia ver que estaba asustada mientras el individuo le quitaba la ropa, pero ella no esperó más. Se giró y de un zarpazo se lo quitó de encima. Luego saltó sobre el pobre humano que herido en el pecho aun no se había recobrado y se avalanzó sobre la desprotegida yugular. Yo de mientras sonreía y me acercaba por detrás del otro individuo. El cual se giró y me miro así con una cara de entre perplejo y asustado. Le cojí del cuello y lo alcé con una mano, y lo tiré contra un muro de un edificio dejando una marca casi en forma de circulo. Una pequeña deformación en la propia piedra. Estaba muerto. Así que simplemente me acerqué al caído y le mordí en el brazo... Mientras miraba como Paula acababa con su presa..

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