martes, 5 de enero de 2010

Un sin sombra

Un sin sombra.
Un corazón sangrante.
¿Qué fueron de los sentimientos? No lo sé, simplemente desaparecieron sin más.
Un ser vacío, sintiente, pero vacío.
Ya no creo en Dios, porque me abandonó hace tiempo, al igual que la suerte.
Vendo mi alma al diablo y mi pena en forma de gotas de lluvia forma el océano de mi inframundo.
No pienso ni en el mañana, ni en el presente. Sólo en el pasado, de lo lejos que queda todo.
¿Qué me queda? ¡Nada!
Si alguna vez hubo felicidad no lo recuerdo.
Ojos abiertos pero párpados cerrados...
Un ataúd como lecho y un baúl con fotos de recuerdos que ya no volverán a la vida.
Esto es lo que me queda...

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