miércoles, 4 de noviembre de 2009

Habitación, secuestro, mordedura, violación III

La vampira -si es que lo era- empezó ha estar más cerca de la cama. Demasiado cerca para mi gusto. Sin decir nada, me bajó los vaqueros a la altura de los pies... Ya sólo estaba en calzones. Se puso encima mío y empezó a "botar".
El colchón de la cama se notaba que era antiguo, porque chirriaba, parecía que aquella joven peliroja quería excitarme de alguna manera.
Mi cuerpo la aceptaba, pero mi racionalidad no...
La mente me decía que escapara, pero... ¿cómo podía escapar estando maniatado?
Mi miembro se endureció y ella lo internó en su cuerpo.
Empezó ha gemir con el rato. Estubimos así bastante rato, luego los dos ya jadeábamos. Sobre todo yo, pero ella parecía que estubiera con cada penetración más fuerte, con más energías.
Era igual de alta que yo, pues ahora deslizó sus curvas sobre mí, y yo estaba a punto de llegar al climax... Se fue acercando a mi rostro, y en vez de besarme como yo pensaba, me mordió el cuello, lentamente y sin prisa. Sobre todo sin prisa, porque me dio tiempo ha llegar a la erección.
Más tarde no sabría que aquella situacíon era la última de mi vida...

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